¡Y todo comenzó un día! Mis primeros pasos dirección Santiago de Compostela

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Mis primeros pasos dirección Santiago de Compostela, bastón y mochila en ristre.

Sevilla-Villafranca del Bierzo

Fue una mañana de domingo de agosto. Serían las 8 de la mañana aproximadamente cuando en dirección Santiago de Compostela me monté en el coche junto a mi compañera de vida y de viaje. Y emprendimos dirección noroeste en busca de un punto del mapa llamado “El Bierzo”.

Una tarde de Domingo en la que me vi en un lugar totalmente desconocido por mí. Agarrando una mochila con tres pares de calcetines y unos bastones de senderismo y dando mi primer paso….

Detrás dejaba la mayor de mis pertenencias, mis 3 hijas pequeñas. Mis acompañantes en aquel inicio de aventura eran la incertidumbre, la confusión, el miedo, pero tenía otros acompañantes que podían más que éstas. La ilusión y las ganas de vivir la experiencia superaban con creces a las primeras.

¡Vaya viaje!

Y después de 7 horas de ruta en carretera decidimos buscar un lugar seguro para aparcar el coche y buscar alojamiento para hacer noche en Villafranca del Bierzo.

¡Imaginaros las horas de viaje! ¡Fueron las más largas del mundo! En ese tiempo no fueron pocas las veces que me pregunté por qué me había metido en tal propósito. Si yo no había sentido nunca atracción por andar, ni por la montaña, ni era aficionado al senderismo y ni mucho menos era religioso como para hacer el Camino de Santiago, ja ja ja.

Y otras tantas veces me pregunté porque me había dejado llevar por las personas que tanto me insistieron en que lo tenía que hacer. Fueron tantas, que en ocasiones iba enfadado conmigo mismo por ser tan permeable y dejarme influenciar por los demás.

Pero en el fondo había una motivación interna que era la que cobraba fuerza y me aplacaba los pensamientos que me tentaban en abandonar mi propósito, esta motivación era la sensación de vacío que reinaba mis emociones desde hacía mucho tiempo. Y es que por aquel entonces no me encontraba bien. Mi estado de ánimo estaba en horas bajas. Sentía una desazón que no le encontraba explicación alguna. Simplemente me sentía perdido, tenía una crisis de identidad sin precedentes y mi autoestima estaba muy muy baja.

Así que una vez aparcado bien el coche y sin darle más oportunidades a los pensamientos, no fuese a arrepentirme, decidí romper la planificación que llevábamos de dormir allí y comenzar a andar en ese mismo instante. ¿Para qué íbamos a esperar al día siguiente?

Y con un hormigueo que recorría todo mi cuerpo, mariposas que revoloteaban en mi estómago, la respiración un tanto acelerada y entrecortada, con los bastones que no sabía cómo coordinarlos y mi cabeza llena de pensamientos contrapuestos…. Di mis primeros pasos dirección Santiago de Compostela. Nos hicimos unas fotos de rigor y comenzó la aventura peregrina.

Continuará…

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